Pido perdón por poner dos post con sólo una hora de diferencia, pero tengo una seria excusa: en las imágenes veis una de las mejores noches de este verano, la del 10 de agosto de 2015, que es la que compartí con mis buenas amigas Cristina Cáceres Mangas y Paqui Luna en la terraza del Círculo de Bellas Artes, donde nos trataron como reyes, cenamos ante esas vistas imposibles y nos sorprendieron con un regalo al terminar de cenar, lo cual fue casi mágico, pues ellos no sabían que estábamos allí por el cumpleaños de Cristina, profesional de gran éxito y una mujer muy joven todavía, pero también muy sabia, tanto como para haber hecho cosas increíbles que hace años, antes de atreverse a dar el salto, hubiera considerado imposibles.
Ahora sabe que no hay nada imposible y por eso, cuando terminamos de cenar y nos fuimos a un reservado que amablemente nos habían preparado, antes de que dieran las 00H y sonara el feliz cumpleaños de Parchís, Cristina pidió su deseo no sé si mirando la única estrella que había esa noche en el cielo de Madrid (yo sí la miré) y luego pedimos todos otro deseo muy grande, que seamos capaces de disfrutar siempre de lo que tenemos, de valorar lo afortunados que somos, siendo conscientes a cada paso de que eso es lo más importante y todo ello sin dejar que las prisas nos lleven adonde a ellas les dé la gana, casi siempre lugares que son poco cómodos, algo hostiles y antipáticos, porque el que va corriendo por la vida se pierde muchas cosas de la vida tarde o temprano.
Nosotros no corrimos nada esa noche, al contrario, cenamos tranquilamente, muy despacio, y brindamos tranquilamente, y miramos Madrid varias veces, desde ese lugar privilegiado, también tranquilamente, y yo concretamente di gracias de tener dos amigas como ellas, con las que aprendo tanto (las miro, las observo, aprendo, así de sencillo), con las me siento nutrido y poderoso, porque estas chicas que véis hacen justo eso, que el otro se sienta bien y grande, nunca más pequeño.
Y hay más cosas: aquí está la prueba de que podemos hacer grandes y nuevos amigos a cualquier edad y en cualquier momento, de los que se quieren y se alegran de verdad por los éxitos del otro, sólo hay que estar abierto y dejarse llevar por lo que uno siente.
Gracias a las dos!
Y gracias a todos los que me leéis cada día, incluso en esos que abuso, como hoy, y publico dos post en lugar de uno.
P.S. Gracias especiales a Cristina Lasvignes, que se portó maravillosamente con nosotros y que es una de las personas que hace posible que ese sitio increíble y nada caro que está en pleno centro de Madrid lo pueda disfrutar tantísima gente. Escribí a Cristina Lasvignes un WhatsApp al día siguiente felicitándola de todo corazón por el muy merecido exitazo que están teniendo y por ese regalo con el que nos sorprendió.